Ven, ayúdame con mi maquillaje ... - le dijo el chico, tomandole la mano a Camila. Ella asintió, sentado Bill en una cómoda pero simple silla, la chica comenzó con lo que el chico le había pedido.
Para lograr un buen trabajo, Camila debía estar bien cerca del rostro del chico, tanto, que ella lograba sentir la respiración relajada de Bill y éste al mismo tiempo la de ella.
De pronto, el chico comienza tocarse en su rostro, por debajo de los ojos con su dedo.
No hagas eso!, no te pases el dedo que estoy maquillándote - le dijo la chica a Bill tomando del dedo del chico y apartándolo de ese lugar. Bill sonrió e hizo caso a la chica que lo pintaba.
Bill la miraba, atentamente a sus ojos, sin detenerse en ningún momento. Como si quisiese buscar algo en ella, o simplemente admirando su rostro. Camila notaba eso de vez en cuando, como de reojos, algo que no quería que él lo notara.
En un momento, como si de un segundo a otro supiese todo el amor que sentía por él y siendo llevaba por el impulso que su corazón le daba y necesitaba, Camila se avalanzó sobre el chico besándolo en sus suaves labios color rosa pálido. Bill sorprendido cerró sus ojos de igual manera que lo hacía la chica, pero aun así el chico se echaba hacia atrás, como si no quisiese ser besado, sin embargo la acción le gustaba tanto, que no podía separar sus labios de los de la chica. Más que un beso, fueron aumentando, dos, tres, sin separarse ningún momento, de apoco Bill iba tomando las riendas del asunto, su lengua tocaba la de Camila y vice&versa. La cosa iba para más, cuando fueron interrumpidos por tres golpes que se escuchaban desde afuera de la puerta del camarino.
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